Retratos

Una merienda de locos 3

Dibujo a lápiz y coloreado digital

Una vez más, como casi cada año, mis amigos de la Sociedad Oviedo Mágico organizaron una conferencia múltiple: “Una merienda de locos 3”. Inspirados en el famoso capítulo de Alicia en el País de las Maravillas, de Lewis Carroll, “Una merienda de locos”, pasamos toda una tarde entre conferencias de grandes maestros del ilusionismo nacional e internacional – porque España es un país con una tradición cartomágica impresionante, y pocos lo saben -, actuaciones, locura y chocolate con churros. En esta ocasión los invitados fueron Miguel Gómez y Alberto de Figueiredo, caricaturizados en el dibujo que precede.

El año pasado tuvo lugar “Una merienda de locos 2”, con Dani DaOrtiz, Manu Montes y Miguel Ángel Gea. Para entonces también había realizado un dibujo y, al hacer el de este año, Carlos Laso tuvo la idea de que formaran un dibujo continuo, una especie de mural mágico, un mismo escenario como espacio para diferentes momentos en el tiempo. Me encantó la idea, y modifiqué levemente el dibujo del año pasado, que quedó de esta manera:

Llegados a este punto, sólo faltaba representar la primera de todas, la “Merienda de locos” original, que tuvo lugar en 2007, con Miguel Ajo, Jose Quesoyyo (que no soy yo, vamos, que es él) y Miguel Ángel Gea. Lo hice y éste fue el resultado:

Lo pasé muy bien con este proyecto, es de esas cosas que haces con ilusión, estas conferencias múltiples son una auténtica gozada, y el mundo de Lewis Carroll es apasionante, mágico, como estas meriendas.  Al juntar los tres dibujos, a baja calidad para evitar archivos muy pesados, la cosa queda así:

…yo no quiero andar entre locos –comentó Alicia.
– ¡Ah, eso es algo que no puedes evitar! -dijo el Gato-; aquí estamos todos locos. Yo estoy loco. Y tú estás loca.
– ¿Cómo sabes que yo estoy loca? –dijo Alicia.
– Tienes que estarlo –dijo el gato-; de lo contrario no habrías venido aquí.

…el gato comenzó a desaparecer, muy despacio, empezando por la cola y terminando por la sonrisa, que permaneció un rato después de que el resto hubiera desaparecido.
“¡Bueno! He visto muchas veces a un Gato sin sonrisa”, pensó Alicia; “¡pero una sonrisa sin Gato! ¡Es lo más raro que me ha ocurrido en toda mi vida!”

(Continúa en Una merienda de locos 4)